La vida es aquella gloria que nos han proporcionado nuestros queridos padres. Es aquella, en la que tenemos la obligación de disfrutarla cada segundo, solo por nuestros padres, por el esfuerzo, el empeño, el amor, el sacrificio con el que nos han traído a este maravilloso mundo. En la vida surgen multitud de circunstancias que la hacen más apetitosa.
Amistad. Una de ellas es la amistad. La verdadera amistad nos ayuda a sobrevivir, nos proporciona felicidad. La cumbre de la amistad, no se basa en estar día a día, si no estar cuando uno menos se lo espera y cuando uno más lo necesita, en lo bueno y en lo malo. Lo bueno, es fácil, el “regalarte la oreja“ es fácil. Lo difícil es lo malo, porque comporta una serie de actitudes complicadas de responder. Y ahí es donde se muestra si verdaderamente una persona quiere que estés en su vida. Si es recíproco, es cuando la palabra amistad cobra significado.
Amor. Otra de ellas es el amor. El amor muchos lo definen como aquel que te lleva a realizar multitud de locuras, otros como aquel que te vuelve demente y haces sandeces por aquella poción que dices haberte bebido. En mi opinión el amor, la definición más acertada es cuando verdaderamente sientes en una persona el gran cariño, el gran amor desprendido mutuamente con solo un abrazo, escuchando su latido. Increíble pero cierto. El verdadero amor, se siente al pensar fríamente tu situación con el o ella, y descubrir lo feliz que eres junto a esa persona. El escuchar tan solo su voz, ya es una mera razón de felicidad. Y al igual que en la amistad, suceden cosas semblantes, se debe de estar en lo bueno y en lo malo. Al darse situaciones desagradables para ambos, también se descubre si realmente es el amor de tu vida, es cuando más temor sufres de perder a lo más preciado. Siempre se debe de estar ahí.
Disfrutemos de la vida, seamos felices, no demos tanta importancia a los problemas. Problemas en comparación con alegrías, son escasos. Seamos optimistas, y miremos siempre lo positivo.
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